El emblemático edificio de la CMPC en la calle Agustinas acaba de ser remodelado, poniendo en valor su espacialidad, y marcando un precedente en la recuperación del centro de Santiago. La nueva imagen, de carácter contemporáneo, a cargo de Mussa Arquitectos, celebra el trabajo en equipo a través de diversos espacios de reunión y encuentro. Y potencia los productos de la tradicional firma nacional.
Texto, Soledad Salgado S. Fotografías, José Luis Rissetti Z.
Fue un poco antes de la pandemia cuando la empresa CMPC llamó a un concurso para la renovación de sus oficinas en el centro de Santiago. La discusión venía desarrollándose desde hacía meses ante el éxodo de grandes firmas hacia el sector oriente.
Sin embargo, la opción de permanecer en el clásico inmueble, de 1948, se impuso, pero con una idea de futuro, es decir, remodelando sus dependencias para apostar por las nuevas formas de trabajar a través de una imagen fresca y actual.
Fue un año de obras, tiempo récord para un edificio de casi 10 mil m2, y que fue posible gracias a que el estudio de arquitectura escogido, Mussa Arquitectos, desarrolló un design & build estratégico con la constructora Bascuñán.
“Con este sistema se acortan los tiempos y no tienes que corregir nada después, pero tampoco fue tarea fácil, porque mientras íbamos descubriendo el edificio fueron apareciendo estructuras que no se veían, también ductos, cables. Además, no había planos suficientes”, cuenta Lorena Mussa.
La firma nacional quería que la gente se sintiera acogida, en espacios multifuncionales y flexibles, que después de los años de pandemia invitaran a volver, y que además se reflejara en el recorrido el sello de innovación que tienen a través de sus productos. “Ocupamos mucha madera, en revestimientos, en muebles, lockers, mobiliario de cocina, en los puntos de café, etc. Hay unas estructuras que llamamos buses, que son como casetas, de pino, para cuatro personas para reuniones pequeñas e informales”, cuenta la arquitecta.
El nivel de acceso ya da cuenta del gran cambio. Se reemplazó el mármol verde, blanco y negro por revestimientos actuales, como un llamativo woodflow skin, madera laminada y ondulada, de la start up Strong by Form; también, espejos para agrandar visualmente el lugar, y, lo más importante, se permitió el ingreso de la luz natural, ya que antes había ventanas tapiadas hacia la calle.Desde el nivel 2 al 9 la configuración enplanta es bastante parecida, como también los colores que aluden al bosque, como cafés, verdes y ocres. Lorena explica que al quitarlas subdivisiones, la luz natural de ambas fachadas circula mucho mejor y llega al centro, a la zona que llamaron “la fibra”, dejando las estaciones de trabajo individual a los lados.


“Es la fibra que nos une, allí se ubican todos los espacios colaborativos, desde pequeños sitios para reuniones con pantalla, cabinas para llamadas telefónicas, zonas de encuentro en general”. Es que el tema de trabajo en equipo y encuentro es muy importante en el proyecto; de hecho, también hay áreas de impresión, de reciclaje, y el llamativo punto de café en todos los pisos: una circunferencia con palillaje de madera, plantas naturales como dracenas, palmeras y Philodendron cordatum, asientos y café a disposición de los trabajadores. “La idea es que nadie esté encerrado en su oficina, solo en el piso 4 hay dos privadas que son la del gerente general y el presidente”, explica. Incluso, los gerentes de área tienen oficinas acristaladas por dos lados –cristales que pueden rayar– y abiertas al espacio. En este piso también se ubica la tradicional sala de directorio donde solo se reutilizó la mesa. En el piso 10 está el “garaje”, lugar con muebles modulares que se van adaptando para eventos, capacitaciones, reuniones creativas, etc. Al fondo, se diseñó una pequeña área vidriada con graderías de madera y pufs. Este piso, con una estética suelta y contemporánea, es donde más se luce la gráfica realizada por Estudio Santa María con frases motivacionales, algunas en madera, pintadas o en neón. Según explica la arquitecta, todo el proyecto se guio con los principios de la certificación WELL, pensada para el bienestar de los usuarios. “Estoy segura de que la arquitectura interior puede cambiar la vida de las personas”, dice.


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